ESPÍRITU COLABORADOR
Subir de nuevo a la habitación, a recoger el móvil que olvidé cargando, me salva momentáneamente la vida. Desde allí oigo los disparos y explosiones en el hall del hotel. Estando en el Magreb, no es difícil suponer que se trata de un ataque yihadista. Doy gracias a Dios por preservar mi vida y le pido que me siga ayudando. Por echar una mano, me quito la sotana y la escondo bajo el colchón.
Subir de nuevo a la habitación, a recoger el móvil que olvidé cargando, me salva momentáneamente la vida. Desde allí oigo los disparos y explosiones en el hall del hotel. Estando en el Magreb, no es difícil suponer que se trata de un ataque yihadista. Doy gracias a Dios por preservar mi vida y le pido que me siga ayudando. Por echar una mano, me quito la sotana y la escondo bajo el colchón.
PENSAMIENTOS IMPACTANTES
«Subir de nuevo a la habitación 707 e intentar un salto más preciso», pensaba el científico despechado. Mientras, observaba ascender el asfalto con una aceleración de unos 9'8 metros/seg².
SOLO FALTA QUE HABLE
Subir de nuevo a la habitación quizá no fue una buena idea. Su esposa, más relajada, seguía en la cama, pero el muñeco hinchable de su terapia se encontraba vestido, de pie y fumando un cigarrillo.
(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Subir de nuevo a la habitación).
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