miércoles, 26 de marzo de 2014

¡CÓMO NO!

    Lisardo era un tipo avispado. Cuando, por la crisis, se quedó sin trabajo como instalador de paneles solares, decidió trabajar por cuenta propia. Lo hacía por las noches, desmontando lo que, hacía semanas o meses, había montado a la luz del día. Después otros lo llevaban a Marruecos donde decían que tenía buena venta.
La Interpol localizó en la afueras de Tánger los quinientos paneles desaparecidos de una finca de Córdoba. A Lisardo le cayeron tres años de cárcel.

    Mediante una compensación económica, el propietario andaluz y el marroquí, convinieron no mover los paneles. Desde prisión, Lisardo reclamó al primero los honorarios por la desinstalación a precio de hora nocturna y, ¡cómo no!, con el veintiuno por cien de IVA.





(Relato presentado al II Certamen CFE. Tema: Medio Ambiente).

martes, 25 de marzo de 2014

EMOCIÓN

     En esa tarde de otoño, Carmen lloró. Su habitual entereza se disolvió en dos proyectos de lágrima que humedecieron sus ojos y terminaron por desbordar. En su cauce por las mejillas se fueron diluyendo, también, los antiguos desprecios, las viejas humillaciones, las añejas ofensas y las continuas heridas.

   Su mirada acuosa trató de retener la imagen turbia de aquel cuerpo inerte.


(Relato seleccionado para publicación en el I Concurso de Microrrelatos Otoño-Invierno).

SINSENTIDOS


   
 Nuestros mismos ojos observaron la humillación, nuestros propios oídos escucharon sus inútiles súplicas, percibimos el aroma de su dignidad pisoteada, nuestros dedos sintieron los latidos de su impotencia y al final, el regusto agriamargo por la injusticia del desamparo y la vergüenza de nuestra parálisis cómplice.




(Relato presentado al concurso Relatos en Cadena de la SER. Frase de inicio obligada: Nuestros mismos ojos).

miércoles, 19 de marzo de 2014

ORÁCULO



A María José Azuar,
Presidenta de mi club de fans (un miembro)
y excelente maestra de chavales con madera.





  A esa difícil edad de los catorce los padres de Zoilo empezaron a preocuparse por su futuro; si valdría para los estudios, para los negocios, para ganarse la vida por sí solo, ...

  Fue una tarde de tormenta cuando decidieron ir a preguntarle al patriarca, Manuel Vargas,  anciano, sabio y prudente, quien, cual oráculo de la antigua Grecia y observando circunspecto al chico, escueto y solemne sentenció "El muchacho tiene madera".

  Volvieron los tres empapados y los padres, además, aliviados, complacidos y confiados por lo que el mañana parecía reservar a su único hijo.

  Y algo de razón debía de tener el viejo, por cuanto que, cada vez que el chaval se rascaba la cabeza, quedaban entre sus uñas algunos restos de serrín.




(Relato presentado al Concurso Esta Noche Te Cuento de Marzo. Tema: Bajo la tormenta).


NO, NO Y NO.


    La vergüenza que nos ganamos aquella noche, en cambio, nos acompañaría para siempre. Los demás estaban a lo suyo. Yo le hablaba de mis cosas con cierto rubor. Él escuchaba y me aconsejaba, con esa voz tan sensual que habría vencido cualquier resistencia si la hubiera habido. Me invitó a pasar al interior y acepté. Intimamos. Recordar la postura veintitrés del Kamasutra resultó oportuno en aquel espacio tan peculiar. El éxtasis llegó junto al sonido de campanillas celestiales. Nuestros gritos, gemidos y sollozos de placer nos delataron. No debimos de hacerlo aquel día. No durante el funeral de tía Amelia. No en el confesionario.




(Relato presentado al concurso Relatos en Cadena de la SER. Frase de inicio obligada: La vergüenza que nos ganamos aquella noche, en cambio, nos acompañaría para siempre).

miércoles, 5 de marzo de 2014

VOCACIÓN TARDÍA

  Tanto visitante inesperado le desconcertó. Y no fue lo peor tener que compartir su cubierto, su cepillo de dientes o su piedra higiénica, sino los equilibrios que tuvo que improvisar para que casi todos permanecieran en los límites de su terraza. Cuando al anochecer quedó solo, Simeón descendió los diecisiete metros de su columna y ya no volvió a subir. Después de treinta y siete años, el estilita había descubierto su vocación por la organización de macrofiestas.

(Relato presentado al concurso de Relatos en Cadena de la SER. Frase obligada de inicio: Tanto visitante inesperado).