A MÍ TAMBIÉN, AUNQUE NO LO CREAS

Frances siempre soñó con triunfar en el cine. Desde bien joven quedó deslumbrada por las estrellas de la pantalla y se propuso ser una de ellas, si bien, sus encantos físicos estaban muy lejos de los cánones de cualquier época. Siendo generosos podría decirse que tenía una belleza más bien abstracta. Ello no mermó ni un ápice su ilusión y su afán.

Con los ahorros, que consiguió reunir sirviendo cafés y tortitas de maíz en la cafetería de una perdida gasolinera de carretera en Illinois, sacó un billete de autobús y se plantó en Hollywood dispuesta a realizar su sueño. Pronto descubrió que para ello tendría que pagar ciertos peajes sexuales y, en su caso, las oportunidades quedaron limitadas a libidos muy desesperadas de productores de menor nivel. Bien que mal, a falta de virtudes estéticas, Frances se fue abriendo camino gracias a las interpretativas de las que iba sobrada. Tanto, que varios Oscar fueron cayendo en su currículum. Cuando apareció el movimiento «Me too», tuvo una primera intención de levantar también la mano pero algo la detuvo. Fue un pensamiento: ¿Para qué, si nadie me va a creer?

(Relato presentado al concurso de blog Esta Noche Te Cuento. Tema: Este es el (difícil) camino a las estrellas).

¿PARA QUIÉN ES EL TRAJE?

INDIFERENCIA

Si el traje no es para mí, da igual, será para mi hermano siamés.

COINCIDENCIAS

Si el traje no es para mí, que no debe ser porque ni lo he pedido ni es de mi talla, será para ese tipo que a menudo me encuentro al llegar a casa. Unas veces vestido de electricista, otras de inspector del gas y la última como agente de seguros. A eso le llamo yo un auténtico pluriempleado. Mi mujer, tan mala fisonomista, ni siquiera había reparado en que se trata de la misma persona. Sin embargo, sí comentó que mejoraría su aspecto si renovara su vestuario.

CELOS

Si el traje no es para mí no será para nadie, pensó Javito aquella mañana de enero en que se levantó el primero, al ver que la caja que lo contenía no llevaba la etiqueta con su nombre. Raudo, tomó las tijeras de costura de mamá y redujo el tejido a mil partículas que ni siquiera servirían para remiendos. Ahora, trataba de imaginar a su hermano haciendo de Spiderman con aquellos retales.

A LA MEDIDA

Si el traje no es para mí, esa chaqueta de cuatro mangas y ese pantalón de tres camales solo pueden ser para mi hermano siamés.

(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena de la SER. Frase de inicio obligada: Si el traje no es para mí).

ESPERANDO LA LUNA LLENA

PRODUCTO DE TEMPORADA

Hasta la próxima luna llena no volveremos a tener en la carta carne de licántropo.

PRODUCTOS DE TEMPORADA

Hasta la próxima luna llena escaseará la afluencia de comensales en el restaurante. Los clientes conocen el calendario de los productos de temporada y acuden cuando saben que los encontrarán rabiosamente frescos. Entre tanto, podemos dedicarnos a pasear por el bosque a la Virtu, con su fuerte olor corporal, mientras ponemos las trampas. Así, seguro que para entonces no nos faltará en la carta la carne de licántropo.

SÍNDROME DE SÍSIFO

Hasta la próxima luna llena, la pleamar no volverá a rebasar el borde de la piscina y llenarla de agua salada. Justo cuando ya, a base de cloro, filtrados, destilación y ósmosis inversa acabe de conseguir que el agua quede dulce, limpia, apta para el baño y a gusto de la señora Marquesa.

(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Hasta la próxima luna llena).

DE RONRONEOS Y LAMIDOS

NOCHES DE RONDA

Ronroneamos y lamemos nuestros pelajes cariñosamente en el alero del tejado. Nuestros maullidos molestan a los vecinos que, entre improperios, nos lanzan botes y algún escobazo para ahuyentarnos y poder descansar. Pero es época de celo y una cópula es una cópula. Otro día lo haremos como las mariposas, que son discretas y silenciosas.

CÓPULAS

Ronroneamos y lamemos nuestros pelajes cariñosamente cuando fingimos ser gatos. Hoy toca hacer de mantis.

SOLUCIONES

«Ronroneamos y lamemos nuestros pelajes cariñosamente». Este texto atraviesa la pantalla pasando de derecha a izquierda, debajo del par de gatos que miran a cámara. A continuación, fundido en blanco y aparece el envase de nuestro gel con olor a pescado. Otra cosa no se me ocurre para dar salida a nuestra fallida crema facial para estrellas.

(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Ronroneamos y lamemos nuestros pelajes).