(Relato ganador en Cuenta 140 de El Cultural. Tema: Pulseras. Con este comentario del Juez único, Juan Belmonte:
El ganador de la semana pasada dedicada a las pulseras ha sido también el cuento más breve de cuantos llegaron a la final:
El 312, de Macabeo
Le amortajaron con las pulseras que nunca le habían permitido ponerse.
Setenta caracteres, la mitad de los admitidos, le bastan a Macabeo para expresar narrativamente que adorno tan inocente como la pulsera puede ser fuente de problemas con los prejuicios adecuados, y así imaginamos al muerto en vida sufriendo la incomprensión y el desprecio de quienes ahora lo homenajean. Muy ibérico esto de agasajar a los muertos con la justicia que se les negó, tozudamente, en vida. Muy ibérico lo de fastidiar al vivo y celebrar al muerto. En este concurso somos ibéricos, sí y a mucha honra, pero necrofóbicos también, por lo cual desobedecemos la regla del desprecio y del ostracismo al vivo, y damos a cada uno lo suyo cuando el corazón aún palpita, sufre y celebra. Este microrrelato merece nuestro aplauso y nuestro galardón, aquí y ahora, y así se los damos:
Enhorabuena, Rafael Olivares Seguí, magnífico vencedor de la semana.)
Otras propuestas fueron estas:
El ganador de la semana pasada dedicada a las pulseras ha sido también el cuento más breve de cuantos llegaron a la final:
El 312, de Macabeo
Le amortajaron con las pulseras que nunca le habían permitido ponerse.
Setenta caracteres, la mitad de los admitidos, le bastan a Macabeo para expresar narrativamente que adorno tan inocente como la pulsera puede ser fuente de problemas con los prejuicios adecuados, y así imaginamos al muerto en vida sufriendo la incomprensión y el desprecio de quienes ahora lo homenajean. Muy ibérico esto de agasajar a los muertos con la justicia que se les negó, tozudamente, en vida. Muy ibérico lo de fastidiar al vivo y celebrar al muerto. En este concurso somos ibéricos, sí y a mucha honra, pero necrofóbicos también, por lo cual desobedecemos la regla del desprecio y del ostracismo al vivo, y damos a cada uno lo suyo cuando el corazón aún palpita, sufre y celebra. Este microrrelato merece nuestro aplauso y nuestro galardón, aquí y ahora, y así se los damos:
Enhorabuena, Rafael Olivares Seguí, magnífico vencedor de la semana.)
Otras propuestas fueron estas:
Cuando llegaron las ONG, ya se ponían los anillos como pulseras.
Llevaba su pulsera de la suerte en el antebrazo izquierdo; así que le cortaron el derecho.
No sabía qué había comido, pero en la muñeca llevaba un donuts.
Tampoco con la pulsera de «todo incluido» consiguió que su esposa accediera.