miércoles, 25 de diciembre de 2013

EL ASUNTO

    Ansaldo era un hombre serio y de pocas palabras. Al caer la tarde de aquel día de verano, en la década de los cincuenta, sólo dijo que iba a comprar tabaco. No volvieron a saber de él. Doña Angustias, viuda de militar y estanquera, confirmó que había comprado un paquete de Bisonte pero no sabía si al salir había tomado dirección a su casa o camino de Cerroscuro. Los hijos recorrieron los pueblos de alrededor en su busca llegando hasta la capital. Nada.

    Veinte años después, la víspera de Nochebuena, a la hora de comer, se presentó Ansaldo en casa; entró y se sentó a la cabecera de la mesa, donde antaño solía. La sorpresa atenazó cualquier reacción de su familia. Le sirvieron el cocido, le acercaron el pan y le pusieron el vino con gaseosa que acostumbraba tomar. Sólo sus nietos se atrevieron a preguntar por aquel señor a quien no conocían, recibiendo por respuesta un "tucomeicalla".

   Semanas después fue Hilario, el hijo mayor, quien mientras podaban los almendros y como el que no quiere la cosa, le preguntó cómo había sido lo de su regreso.

— Olvidé el mechero, respondió Ansaldo.


     Nunca más se volvió a hablar del asunto.


(Relato presentado al Certamen de Esta Noche Te Cuento de Diciembre. Tema: ... apareció por Navidad)

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