jueves, 2 de abril de 2020

FESTIVIDAD DE LA PATRONA

En cuanto empiezan los lentos acordes de una melancólica balada, se cierra suavemente sobre sí mismo. Primero pliega sus extremidades sobre el torso, después encoge y dobla la cabeza integrándola en el pecho. Finalmente, recubre con grasa, músculo y piel los huecos que sus vísceras han liberado al comprimirse, hasta quedar convertido en un gurruño del tamaño de una pelota de tenis. Más tarde, al cesar la música y los aplausos, vaciarse la sala y apagarse las luces, los del servicio de limpieza lo recogen en una bolsa y, junto a globos, farolillos y banderitas, antes de marcharse a casa, lo depositan en el contenedor, frente al penal ya cerrado.




(Relato finalista en el concurso EntCerrados, del blog Esta Noche Te Cuento. Requisitos: empezar por EN y terminar por CERRADO).

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