lunes, 6 de abril de 2020

BUENOS ESPANTAPÁJAROS

ATENUANTE DE ADULTERIO
La propia de los buenos espantapájaros, señor Juez, esa exasperante pasividad cada vez que practicamos sexo.


TRASPOSICIÓN
La propia de los buenos espantapájaros. Lucían la misma paciente indolencia pero sin nada que ahuyentar. Con ella caminaban silenciosos y en fila hacia las duchas después de haber perdido la eficiencia habitual de las laboriosas abejas. En Treblinka.


CELOS
La propia de los buenos espantapájaros: sombrero de copa desfondado, jirones de chaqueta con mangas holgadas, pantalones remendados y manos y pies forrados de paja. Pues de esta guisa, se plantó Basilio en medio del huerto de brócoli para controlar a su novia durante la cosecha. 


ARGUMENTARIO COMERCIAL
La propia de los buenos espantapájaros, caballero, esa imperturbable serenidad tan pacífica como complaciente. Y además, señor, sin comentarios inoportunos, sin malas caras, sin caprichos. Ideal para períodos de confinamiento. Toda una auténtica ganga a un precio sin competencia. No lo dude, por solo ciento cincuenta euros no se quede sin la mejor muñeca hinchable del mercado.

CAMUFLAJES INVEROSÍMILES
La propia de los buenos espantapájaros. Esa modestia natural, ese no darse importancia a pesar de que, temporada tras temporada, los frutos recogidos estaban incólumes, fue lo que animó a don Máximo, el terrateniente, siempre generoso en lo nimio, a cambiarles los harapos por ropas de Massimo Dutti, las boinas zurcidas por sombreros de derby, y calzarles zapatos de piel. Los estorninos acabaron con la siguiente cosecha, entera.




(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: La propia de los buenos espantapájaros)



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