Pero nunca, sin saber bien por qué, dejarán de mirar hacia arriba. Hacia la segunda ventana del cuarto piso, la del tendedero. Y eso desde hace tres meses; desde que vieron aparecer a colgar su ropa interior, con ese picardías rojo cuyo tirante abandonaba discretamente su sensual y perfecto hombro, a María, la profesora de Ciencias Naturales.
(Relato presentado al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Pero nunca, sin saber bien por qué, dejarán de mirar hacia arriba).
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