- Ni rebozado, ni al
pil-pil -argumentó Matías-, como mejor sabe es en pepitoria, al chilindrón o
cochifrito.
- Puedes hacerlo como
quieras pero, por favor, cochifrito no, que me produce acidez.
- Pues a la cerveza. Nunca
has probado un pollo a la cerveza como el que yo preparo.
Terminaron
de dar cuenta del par de tomates revenidos, de los restos de pizza y de unos
plátanos marrones que componían la cena y, echándose un cartón encima y a modo
de buenas noches, Emilio dijo: ¡Qué festín nos vamos a dar el día que
encontremos un pollo en el contenedor!, ¿eh, Matías?
+G.jpg)
Me ha gustado tu manera de reflejar una cruda realidad edulcorada con ese toque de humor. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y creo que el humor ayuda mucho a que así sea. Saludos.
ResponderEliminarAsí es, Juana, y los sueños son gratis ¿por qué no recurrir a ellos?.
EliminarGracias por comentar.
Un saludo.
Es triste que todavía estas cosas sucedan. Buen retrato de la realidad de muchos.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Beto. Bienvenido a este potaje, sírvete lo que quieras.
EliminarQue buen micro, y emulando a lo que cuentas en la reseña de tu perfil, has demostrado que el tamaño no importa.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Asun y bienvenida. Efectivamente, el tamaño no importa y cada semana uno... por lo menos.
EliminarUn beso.