El cabo Hopkins repartía
las cartas con la izquierda, con rapidez y precisión, mientras que con la
derecha hacía blanco seis veces en una diana a cincuenta metros.
Simultáneamente, mantenía en equilibrio, sobre su nariz, una vara de bambú
sobre la que rodaba un plato a la vez que, con un pie, daba incontables toques
a un balón de cuero sin que le cayera al suelo y en la otra pierna giraba un
aro sin parar.
No fue suficiente para ascender
a Sargento. El Tribunal apreció cierta rigidez en su mirada.
(Abro este blog de microrrelatos con el que resultó finalista 2012-2013 en el concurso Relatos en Cadena de la SER, inspirado a partir de la frase obligada (en negrita). En los siguientes enlaces puedes escuchar los cortes de mis tres intervenciones en la radio:
final semanal final mensual gran final)
Los finalistas: Miguelángel, Mónica, Arantza, Mar, David, Yolanda, Rafa,Nacho e Íñigo.
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