martes, 30 de julio de 2013

OBRA PERFECTA

Ocurrió hace poco más de cuatrocientos años. Nuestro hombre observaba aquella máquina artesanal diseñada para crear la obra perfecta. En casi una decena de cubículos de madera, se agrupaban miles y miles de palabras clasificadas por su naturaleza; en uno estaban todos los verbos, en otro –el más grande– los sustantivos, en aquel los artículos, en el de allá los adjetivos... Muy curioso y variopinto era el de los signos de puntuación. Estaban todos: comas, tildes, interrogaciones, diéresis, circunflejos...

Cuando nuestro personaje accionó la palanca, todo un entramado de poleas, engranajes y rodillos se puso en movimiento. Los cubículos liberaron pausadamente su carga produciendo un gran revoltijo de elementos que iban siendo, aleatoria y ordenadamente, depositados en un canal por el que eran conducidos a un soporte de entintado para, a continuación, ser impresos en un gran pliego. El caballero se dirigió al inicio del papel y leyó: «En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre...». Don Miguel sonrió satisfecho.

4 comentarios:

  1. Me ha encantado el relato OBRA PERFECTA.
    Para mí, es también una obra perfecta.
    Tal vez sea porque soy manchega, y las raíces son las raíces.
    Pero es estupendo, Me gusta muchísimo.
    Un saludo.

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    1. Hola Virtudes, no sabes lo que me complace tu comentario. Este es el primer micro que escribí y le tengo un cariño especial. ¡Que bien que le guste a alguien más!. Gracias.

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  2. Hola Rafa. No te he pedido permiso para comentar tu relato en Google+.
    Lo he publicado, por supuesto con tu enlace, pero si no quieres lo quito.
    Saludos.

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