martes, 15 de enero de 2019

SUEÑOS CELESTES

EL SASTRECILLO VIDENTE
Me quedé dormido hilvanando constelaciones en sábanas y colchas del ajuar de la Jessy, que se iba a casar con un astronauta. Después, en otro juego de cama más de batalla, le bordaría alces y ciervos, para cuando su marido estuviera en la luna.


TRAMPEROS CELESTES
Me quedé dormido hilvanando constelaciones, Casiopea, Hydra, Pegaso, Andrómeda, Perseo... No voy a decir que al despertar tenía en las redes un dinosaurio, pero sí dos osas. Una más grande que la otra.


CUENTOS TONTOS
Me quedé dormido hilvanando constelaciones en una mantelería, aquella soporífera tarde. Me despertaron los molestos zumbidos de una decena de dípteros, y de un servilletazo derribé siete. Me puse una banda con la leyenda «Maté siete de un golpe» y salí a recorrer mundo. Cuando llegué a aquel lugar en el que empezaron a hablarme de un gigante, les aclaré: ¡Moscas!, ¡maté siete MOSCAS!


DIÁLOGO DE BESUGOS
–Me quedé dormido hilvanando constelaciones.
–Podemos dar gracias a que no hay contaminación lumínica.
–¡Jo, Viernes!, para ser lunes lo has bordado –le dijo cáustico Robinson.



(Relatos presentados a Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Me quedé dormido hilvanando constelaciones).

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