lunes, 19 de diciembre de 2016

PUBLICIDAD ENGAÑOSA

   Pensaba que sería el cartero y, al abrir la puerta, Patricia se encontró con la sorpresa de ver a su marido Eduardo, algo serio y desmejorado, con una nota en la mano que extendía ante sus ojos. De inmediato reconoció la letra de Marga, su mejor amiga, que empezaba pidiendo perdón. Y seguía: tus comentarios siempre positivos y optimistas sobre Edu me confundieron, llegando a idealizarle y a ilusionarme. Ojalá no me guardes rencor por devolvértelo dos meses después. Verás que está tal cual me lo llevé. No tienes por qué preocuparte, te prometo que no comentaré nada a nadie.



(Relato finalista en el programa Wonderland, de Radio 4).

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