miércoles, 18 de septiembre de 2013

INSOMNIO

   
   
      Había salido del turno de noche y previó dormir toda la mañana. Vivía en una planta baja, en la calle que desembocaba a la plaza principal del pueblo. El ruido del tráfico y el bullicio de los transeúntes en día de mercado le impedían coger el sueño. Harto de dar vueltas en la cama decidió ponerse a contar ovejas. Las veía una a una entrar por la ventana y correr a juntarse con el resto en el fondo del dormitorio. 

      Se detuvo cuando iba por 1.297. El pestilente olor y el coro de balidos no le dejaban dormir.

4 comentarios:

  1. Muy bueno, lleno de ironía. Tremendo Rafa, gracias por compartirlo.
    El contar sus ovejas también tiene sus inconvenientes por lo que se ve.

    Un saludo
    Rosa

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    1. Sí, la vez siguiente contó ardillas, menos ruidosas y pestilentes.
      Gracias por pasar y comentar.
      Un beso.

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  2. Tal vez debería contarse un cuento. Pero con todos los cuentos que nos cuentan a diario...
    iba a ser difícil dormir. No se, no se, tiene mala solución.
    Estupendo relato. Saludos Rafa.

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    1. Probablemente es que no se recordaba ningún cuento que no conociera antes. Gracias Virtudes.

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