Los dos hermanos escaparon de aquella maldita morada y emprendieron la huida. Tuvieron que alejarse del camino y adentrarse en el bosque por temor a que los siguieran. Con la caída de la noche, quedaron desorientados. Solo se escuchaba el croar de una RANA en un arroyo cercano cuando, subida a una ROCA, la niña divisó la luz de una casa lejana. Hacia ella se dirigieron tratando de ATAJAR entre zarzas y arbustos. Al llegar descubrieron sorprendidos que estaba construida con los mismos deliciosos materiales que aquella de la que se habían fugado.
«¡Lagarto, lagarto» pensaron al unísono, y algo contrariados, Hansel y Gretel.
(Relato presentado en la segunda ronda de La Copa, del blog Esta Noche Te Cuento. Tema: perdidos en el camino).
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