lunes, 1 de julio de 2024

DESCANSO CASI ETERNO


Durante siglos, nadie vino a perturbar nuestro sueño. Ni siquiera los típicos vecinos que alguna vez necesitan un poco de sal o de arroz para la comida o bien quieren obsequiarnos con un racimo de dátiles recién cogidos o con un hojaldre de leche y miel. Nada, ni la más mínima interrupción o molestia. Sin embargo, cuando ya creíamos gozar del reposo eterno, empezaron a oírse golpes de pico y pala, voces, música extraña de instrumentos irreconocibles, bocinas estridentes y gritos desagradables. El ambiente se tornó insufrible, hasta que hoy ha irrumpido en la mismísima Cripta de los Faraones, con casco, linterna y lleno de polvo, un celoso escriba municipal requiriendo algo así como una Cédula de Habitabilidad de la pirámide.



(Relato presentado al concurso del blog Esta Noche Te Cuento. Tema: Wabi Sabi, la belleza y el paso del tiempo).

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