sábado, 4 de mayo de 2024

TIQUISMIQUIS


Con más de noventa años, a doña Gertru no le faltaban achaques; que si tos una semana, que si lumbago la siguiente, que si reuma cuando cambiaba el tiempo…; pero uno no se muere cuando debe, sino cuando puede, y nada permitía augurar cuál sería la causa de su fallecimiento cuando este llegara.

Tres días con fiebre hicieron que los sobrinos, ansiosos por heredar, se movilizaran y llamaran a un doctor de confianza quien, después de que el párroco ya le hubiera administrado los santos óleos, la auscultó, le tomó el pulso y expidió el oportuno certificado de defunción. Aún así, doña Gertru, que nunca fue de buen conformar, desde el ataúd pidió recurrir a una segunda opinión.




(Relato finalista en el concurso Día del Libro del blog Esta Noche Te Cuento).

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