Tres meses después de naufragar, con apenas agua y comida, frente a aquella isla desierta, habían conseguido capturar más de cien monstruos de Pokémon, además de otro, que no sabían clasificar. Grande, indiferente, de mirada melancólica, pequeños cuernos, cola nerviosa y ubres a reventar. No sabían qué hacer con él.
(Relato presentado al concurso del blog Cincuenta Palabras).
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