Ricardo von Blume no se quitó su bacinete después de la batalla y llegó hasta sus aposentos del castillo con él puesto. Así, nadie descubrió que no era él, sino su esposa Sigfrida, quien había luchado con coraje y bravura. Ricardo von Blume, quien pasó a la historia como «el perezoso», seguía acurrucado entre las mantas.
(Relato ganador en el concurso Ali i Truc, de Onda Cero-Elche. Frase de inicio obligada: Ricardo von Blume no se quitó su bacinete).
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