Menuda decepción; el Zar, la Zarina, sus cinco hijos, y ni una gota de sangre azul.
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Menuda decepción. Buscando entretenimiento lo leí en el diario: «Irina enseña el búlgaro». Allí que fui con mi amigo Roque dispuestos a una buena tarde. La chica nos pareció mona y la tarifa aceptable. Pues resulta que es un idioma.
EXPERTOS
Menuda decepción. Hasta ayer nunca había fallado en ninguna de sus predicciones; así lo reconocieron vecinos, amigos, compañeros de batidas y hasta el oficiante de su funeral y de su familia. Pero esta vez, las setas sí que eran venenosas.
(Relatos presentados a Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Menuda decepción).
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