lunes, 30 de noviembre de 2020

DANDI



Seguía poniéndose de punta en blanco cada mañana. Tres años después del naufragio, ese podría ser el día.

Un dandi que no pierde la compostura, la postura ni el postureo incluso tras un naufragio que lo ha sacado de la sociedad donde tales cosas tenían sentido. A tenor del texto, parece que se prepara para el rescate más y mejor que para su día a día en el lugar remoto donde ha ido a parar, sin perder la costumbre de atildar una apariencia que le caracterizaba ante los demás como lo que era, un tipo elegante, un dandi. Acicalarse cada mañana es una manera de renovar la ilusión del rescate y del regreso a la vida tal y como se dejó: no solo con una apariencia, sino con un status. Pero hay también una deriva demente en tal actitud, como si poco a poco el dandi, en su afán de aferrarse a una realidad que ya no tiene sentido, estuviera disolviendo su esperanza en locura y esto también está apuntado en este relato sobresaliente. 

Enhorabuena, Rafa Olivares, por el relato, estupendo, y por el premio.
Juan Aparicio Belmonte


(Nanorrelato ganador en el concurso semanal Cuenta 140 de El Cultural, dedicado al dandi). 

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