martes, 27 de febrero de 2018

EL COLUMPIO

Cada mañana lo mismo, se sube al columpio y me pide que le impulse. Nada le entusiasma más que ese suave balanceo. Se estaría todo el día. Pero se hace tarde y debo ponerme serio para decirle:

–Venga, Papá, ya está bien, que vamos a llegar otra vez con retraso.



(Relato presentado al concurso del blog Cincuenta Palabras).

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