El abuelo se fabricó las alas artesanalmente, con restos de tela, cola y alambre. Las usaba para transportar el correo con la capital; todos los días, de lunes a sábado. A la ida hacía un alto en el cerro del Hoyuelo para tomarse el tentempié que la abuela le preparaba en una fiambrera. La vuelta la hacía de tirón. Los vencejos y somormujos le miraban con curiosidad, pero solo al principio. A las seis de la tarde, cuando llegaba, teníamos que ahuyentar a pedradas a los mozos que, conocedores de su puntualidad, le esperaban con escopetas de perdigones y tirachinas.
(Relato ganador en España del concurso promovido por European Association of Creative Writing Programmes (EACWP. Clasificado como Segundo finalista en el certamen europeo: https://eacwp.org/flash-fiction-contest-european-winner-2020/)
Qué bonito es Rafa, me alegro mucho!! Muchísimas felicidades
ResponderEliminarBesicos muchos.
Gracias, Nani, celebro que te guste.
EliminarMuchos besicos.