sábado, 28 de diciembre de 2013

SUEÑOS ROTOS (la respuesta)

         
    Nunca le ocultó a nadie, fuera real o imaginario, su sueño de llegar a volar. Tanto lo deseó que un día percibió, con alegría, que el vello le mutaba a plumas, que la nariz se endurecía y se curvaba hacia el suelo confundiéndose con la boca y que las manos se encogían y tomaban la forma de garra.

    Algo le debió de salir mal al santo de los milagros porque a las pocas semanas las piernas se habían transformado en ruedas.

  Con todo, lo que peor llevaba es que en el pueblo le llamaran  "el ave cicleta".



(Con mis disculpas por la inocentada).






miércoles, 25 de diciembre de 2013

EL ASUNTO

    Ansaldo era un hombre serio y de pocas palabras. Al caer la tarde de aquel día de verano, en la década de los cincuenta, sólo dijo que iba a comprar tabaco. No volvieron a saber de él. Doña Angustias, viuda de militar y estanquera, confirmó que había comprado un paquete de Bisonte pero no sabía si al salir había tomado dirección a su casa o camino de Cerroscuro. Los hijos recorrieron los pueblos de alrededor en su busca llegando hasta la capital. Nada.

    Veinte años después, la víspera de Nochebuena, a la hora de comer, se presentó Ansaldo en casa; entró y se sentó a la cabecera de la mesa, donde antaño solía. La sorpresa atenazó cualquier reacción de su familia. Le sirvieron el cocido, le acercaron el pan y le pusieron el vino con gaseosa que acostumbraba tomar. Sólo sus nietos se atrevieron a preguntar por aquel señor a quien no conocían, recibiendo por respuesta un "tucomeicalla".

   Semanas después fue Hilario, el hijo mayor, quien mientras podaban los almendros y como el que no quiere la cosa, le preguntó cómo había sido lo de su regreso.

— Olvidé el mechero, respondió Ansaldo.


     Nunca más se volvió a hablar del asunto.


(Relato presentado al Certamen de Esta Noche Te Cuento de Diciembre. Tema: ... apareció por Navidad)

miércoles, 18 de diciembre de 2013

PILLADO

   Terminó de leer la novela pero aún le quedaban dos horas de vuelo. Por entretenerse decidió leer los prospectos de los medicamentos que llevaba consigo y que tomaba desde hacía años, cuando empezó a padecer cefaleas.

   Los comprimidos de Perolxin eran justo para eso, pero ocasionaban alteraciones digestivas. Las cápsulas de Barriguín las resolvían pero causaban somnolencia. Por eso tomaba las grajeas de Espabilina que, por contra, producían arritmias que controlaba con las píldoras de Compasona, que daban dolor de cabeza.


   Descartó dejar la medicación porque leyó que la Espabilina creaba dependencia y suprimir la dosis podría producir un derrame cerebral irreversible.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

BURTENTE

    ¿De qué puedes presumir?, preguntaba una de las casillas de aquel formulario de Google. Ignacio dio un repaso a su vida, a su historia, a sus virtudes, a su familia, a sus amigos, y no encontró nada que poner. El campo era obligado y no podría continuar si no daba una respuesta. Por unos instantes valoró el escribir cualquier cosa para salir del paso, pero era una persona de principios y descartó tal posibilidad. Además, quién sabe qué consecuencias podría tener en el futuro aquella inconsciente contestación pululando por la red.


    Después de mucho pensarlo dio con la solución. ¿Que de qué puedo presumir?, de burtente, claro, ¿cómo no se me había ocurrido antes?, se dijo Ignacio. Terminó de cumplimentar la plantilla y pulsó "enviar". Enseguida remitió a wikipedia el siguiente registro: "Burtente. Adjetivo. Dícese de la persona que carece de causa o motivo de presunción".

sábado, 7 de diciembre de 2013

EL CORTEJO


   Javito pasa con su bicicleta entre los olivares, zigzagueando con esfuerzo el empinado camino que lleva hasta la era. Allí, en lo más alto del pueblo, recoge flores para Paloma, la niña pequeña de Nicolás, el aparcero de aquellas tierras. La misma con que, tras años de arduo cortejo, sueña en convertir en su esposa cuando tengan edad. Nada será fácil en la vida de Javito.

   Suspira. Un espléndido panorama se divisa a la luz de la aurora: torres y molinos salpican las verdes llanuras. En la lejanía, el mar y un cerro nevado. Ahí abajo, entre rosas y begonias, emerge, blanca, la casa de Paloma.

   De repente observa que delante se detiene un Mercedes con chófer y desciende su rival: Sotirios, el apuesto y moreno hijo del dueño y señor de todas las tierras de la comarca, llevando un hermoso ramillete de orquídeas amarillas.

   “¡Mala puñalá le den!”, masculla Javito. Enfurecido se lanza cuesta abajo con la bici con la intención de sacudirle bien la badana. La ira nubla sus ojos. Desciende rápidamente, pero tropieza con una piedra. Tres vueltas en el aire le proyectan directamente sobre la capota del Mercedes.

   Al abrir los ojos, en el blanco aséptico, un hermoso ramillete de orquídeas amarillas se burla de él.



(Relato escrito a seis manos y tres teclados con dos excelentes escritoras, Nicoleta Ionescu y Sara Lew, para el concurso de ENTC, Relatos del Millón).

miércoles, 4 de diciembre de 2013

COMPAÑÍA FIABLE

     Se entrenaba intensamente para pasar por muerto mientras Nuria, su pareja, formalizaba el seguro millonario embaucando a aquel agente al que había seducido. Él conseguía relajar sus músculos, inmovilizar sus articulaciones y aislar su mente de cualquier estímulo exterior. Con la  fuerza mental llegó a bloquear indefinidamente sístoles y diástoles, logrando así el control total de su cuerpo. Al quinto día, tal y como había programado, empezó a reactivar sus constantes vitales y a salir del voluntario letargo. Pero comprobó que seguía en el féretro, no en el apartado chalet que habían alquilado y al que Nuria debía de haberle llevado al cuarto día.  De pronto recordó con horror aquellas palabras del agente:  "Ya verás Nuria, con mi Compañía nunca tendrás problemas".



(Relato finalista en el IV Certamen de Relatos Fantasti'cs 2013)