miércoles, 27 de junio de 2018

AGENTE DOBLE

Después de mucho tiempo, esfuerzo y diplomacia, había conseguido ganarse la confianza de las dos potencias, antagónicas e irreconciliables. Ello le permitió, sin levantar sospechas, hacerse con información altamente sensible y confidencial de cada una que fue pasando a la otra parte a cambio de ciertos privilegios y una mayor estima y consideración. Pero todo se fue al traste un aciago día; precisamente el de su cincuenta cumpleaños. Su madre se presentó con una exquisita tarta de limón con arándanos, especialidad de Pepi, su esposa, quien había preparado unos deliciosos macarrones a la fetuccini, con vino de Chianti, como solo Adela, su madre sabía cocinar. Ahí se descubrió todo.





(Relato seleccionado en el Concurso Cultura y Vino de Pollogómezfolk).

martes, 19 de junio de 2018

MADRE CHEF

Incluso con el niño de por medio, su cena de Nochebuena fue todo un éxito. Todos los comensales se preguntaban cuál sería su secreto para tan delicioso plato. En las respuestas había diversidad de opiniones. Los había que apreciaban cierto sabor a jengibre y enebro, otros atribuían el encanto a la salsa de boletus y espárragos con el punto que le daba el vino de Castilla, pero los más estaban convencidos de que el secreto estaba en la cocción a fuego lento. En lo que sí coincidían todos era en que la carne estaba sabrosísima y tierna, mucho más exquisita –dónde iba a parar– que la de los mellizos del año anterior.






(Relato seleccionado en el Concurso Cultura y Vino de Pollogómezfolk).

viernes, 15 de junio de 2018

LA PACIENCIA DEL PACIENTE

Decía sí con un par de pestañeos, solo uno para el no, guiñaba el ojo izquierdo para el no sabe y el derecho para el no contesta. La misma rutina de todas las semanas para cumplimentar las cincuenta preguntas de la encuesta de satisfacción, en la unidad de enfermos terminales.



(Relato finalista en el concurso de Cincuenta Palabras).

martes, 12 de junio de 2018

CUAL PARA TAL

Los payasos acaban su actuación y las luces se apagan. Tras unos redobles de tambor, se hace el silencio y el Director del Circo –bigote amplio, simétrico, ondulado y con tendencia ascendente, sombrero de copa a juego con camisa de seda brillante con doble solapa, charreteras y botones en formación, pantalones bombacho y botas de montar– anuncia el espectáculo estelar. Un haz de luz descubre la gran bombarda situada más allá de la pista central. A continuación, el foco ilumina el otro extremo en el que aparece, bella y escultural, la Mujer Bala. La pequeña orquesta acomete los compases de una pieza con sones más épicos que líricos y la dama se desplaza, pausada y majestuosa, hasta el centro de la pista donde un ayudante, surgido de la penumbra, le ayuda a deshacerse de capa, guantes y corona. Después, ya recuperada la luz ambiental, se dirige hacia el artefacto artillero; antes de introducir su cuerpo en la negra boca, y mientras el asistente carga la pólvora, ella saluda al enfervorizado público deteniendo su mirada en las últimas filas de la grada lateral. Algo ha llamado su atención. Se vuelve y da unas órdenes claras y precisas al auxiliar que, sorprendido, obedece añadiendo algo más de materia explosiva y modificando en quince grados el ángulo de dirección del disparo. 

En unos segundos, un estruendo seco y potente, que precede a una humareda gris, la catapulta hacia las alturas, describiendo una parábola perfecta en la que ejecuta un escorzo con doble tirabuzón que la deposita suavemente en los brazos de un hombretón joven, atractivo y guapetón. Lo que se diría un hombre cañón.




(Relato finalista en el concurso del Diari de Terrassa).

sábado, 9 de junio de 2018

DIOS LOS CRÍA



Al día siguiente de que los vieran salir juntos y cogidos de la mano, fueron portada en todos los medios, incluyendo la prensa rosa, blanca, amarilla y sepia. La sorpresa no fue por la desconocida, hasta entonces, homosexualidad de ambos –tal circunstancia ya no era noticia–, sino por las diferencias de edad, de ideología política, de carácter e incluso de aficiones. Quizás lo único en común era su olfato para llegar a tiempo a los mejores negocios. Pasaron años sin que se volviera a saber de ambos y es que nadie advirtió, aquel día, las esposas que enlazaban sus muñecas.



(Relato finalista en el concurso Wonderland, de Radio4).

martes, 5 de junio de 2018

LA PULSERA MÁGICA

Ellen Price, primera bailarina del Ballet Real de Dinamarca, destacó por su interpretación en la adaptación a la danza de un cuento de Hans Christian Andersen, La Sirenita. Un acaudalado cervecero, perdidamente enamorado de su figura y de su arte, la obsequió con una pulsera mágica que ella decidió colocarse en el tobillo izquierdo, no sin antes ser advertida de que si alguna vez se la quitaba quedaría transformada en bronce. Ellen no tardó en olvidarse del aviso, y una tarde de verano, después de tomar desnuda un baño en la costa Langelinie de Copenhague, y mientras se secaba sobre una roca, deslizó de su pie el abalorio y su cuerpo quedó al instante bronceado. Literalmente. 

De lo que pasó con la pulsera poco se sabe. Muy probablemente alguien la encontró y se la probó, pero es previsible que, desconocedor de sus efectos fantásticos, no le durara puesta mucho tiempo. Eso explica que haya tantas esculturas de bronce por toda Europa. Y muchas de ellas de personajes que solo llegaron a ser ilustres mucho tiempo después de ser estatuas.



(Relato presentado al concurso del Blog Esta Noche Te Cuento, inspirado en la foto de Benoit Courti).