Al día siguiente de que los vieran salir juntos y cogidos de la mano, fueron portada en todos los medios, incluyendo la prensa rosa, blanca, amarilla y sepia. La sorpresa no fue por la desconocida, hasta entonces, homosexualidad de ambos –tal circunstancia ya no era noticia–, sino por las diferencias de edad, de ideología política, de carácter e incluso de aficiones. Quizás lo único en común era su olfato para llegar a tiempo a los mejores negocios. Pasaron años sin que se volviera a saber de ambos y es que nadie advirtió, aquel día, las esposas que enlazaban sus muñecas.
(Relato finalista en el concurso Wonderland, de Radio4).
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