viernes, 4 de diciembre de 2020

O SOLE MÍO

Ella siempre tuvo la ilusión de visitar Venecia. Navegar por sus
canales disfrutando de la belleza de la ciudad e imaginando sus épocas de esplendor. Apreciar las impresionantes muestras de arte bizantino, gótico y barroco que pespuntan la ciudad. Hoy parece que verá realizados sus sueños. Dispuesta a disfrutar del tan ansiado paseo fluvial, alza la vista ávida de sensaciones. Pero en la orilla no divisa los nobles palacetes ni las majestuosas iglesias esperadas, ni siquiera algún león alado, emblema de la ciudad. Las aguas no pasan bajo puentes de piedra ni son las siempre alegres de Venecia, sino las de una mansa laguna, y la embarcación en nada se parece a las que tantas veces ha visto en imágenes de películas y tarjetas postales. Además, el silente remero ni canta canciones románticas ni viste fajín ni canotier ni pañuelo rojo al cuello. Una mezcla de confusión y curiosidad la anima a preguntarle:

–Disculpe, ¿es esto una góndola y usted gondolero?

–No, señorita. Esta es mi barca y me llamo Caronte.




(Relato presentado al concurso del blog Esta Noche Te Cuento. Convocatoria dedicada a Espacios y Escenarios).

a

No hay comentarios:

Publicar un comentario