martes, 24 de abril de 2018

SEGUNDA JUVENTUD

«No seas impaciente» le grito desde la cocina donde, apresurado, trato de recuperarme a base de zumos. Ella repite su llamada salaz procedente de la habitación de arriba, donde la dejé hace veinte minutos. «¡Ya voy, cariño!» le digo para aliviar su espera. Nadie puede imaginar lo que me cuesta subir; cada peldaño es una hazaña, pero no caben titubeos ni demoras. Por nada del mundo soportaría que pudiera poner en duda mi hombría y virilidad. Así que acumulo ánimo y ataco la escalera con la silla de ruedas y todo el ímpetu de mis setenta y tres años.



(Relato NO presentado al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: No seas impaciente). 

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