La sangre se desliza rápida, empapa el suelo de Cuernocabra y forma unos surcos que al poco se convierten en torrente. La idea se le ocurrió al Paulino, empeñado en romper estereotipos, y fue secundada por todos los mozos de su quinta que este año serán llamados a filas. Dispuestos a superar a los reemplazos anteriores, convocaron a todo el pueblo en la plaza y se aplicaron con habilidad y denuedo al degüello generalizado, empezando por el señor alcalde y siguiendo por el párroco. Al final de la jornada, los quintos proclamaron orgullosos que esta vez sí llegó al río.
(Relato finalista en Wonderland, de Radio4).
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