Ante el equipo médico y un par de testigos, dijo que sí con dos pestañeos. Con esa preceptiva autorización, ya pudieron empezar a administrarle el innovador fármaco todavía en fase experimental y de desarrollo. En menos tiempo del imaginable, Arturo Barroso, el paciente, comenzó a recuperar la movilidad de su cuerpo. Primero fueron los dedos, después las extremidades completas, más tarde hombros, torso y cuello. Supuso todo un hito que volviera a sonreír y moviera los músculos faciales. Y una fiesta recobrar el habla como antes de la enfermedad. Sin embargo, y a pesar de los extraordinarios progresos, no pudieron darle de alta porque había dejado de pestañear.
(Relato ganador anual en el concurso La Radio en Colectivo, de Radio Mislata).
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