Nos enviaban de una patada a las duras calles de buena mañana, después de que el Director General hubiera explicado el contenido de los gráficos de la pantalla. En el primero, el de beneficios, la línea en forma de sierra apuntaba claramente al techo. En el otro, sobre un mapa de la ciudad, los círculos negros y rojos diferenciaban los lugares de mayor y menor recaudación. Terminada la exposición y hecha la nueva distribución de posiciones, como cada día, tras haber cambiado nuestras ropas de marca, guantes de lana y calzados de piel por harapos, mitones y alpargatas, marchábamos a ocupar nuestros puestos en una nueva jornada de trabajo.
(Relato NO presentado al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Nos enviaban de una patada a las duras calles).
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