Llueve ligeramente y Harry Gallagher, distraído, está llegando a casa. Ha doblado la esquina y, una vez procesada en su mente la imagen que acaba de ver dibujada en la pared, vuelve su mirada sin terminar de creer el escorzo imposible del dibujo. La figura de una niña, que le recuerda a la hija de los O’Leary, a quien hace días que no ve, parece dirigir los pies en una dirección y tronco y cabeza en la contraria. No sabe Harry que su gesto, entre curioso y sorprendido, acaba de desencadenar un proceso por el que, sin poder presentar oposición, será irremisiblemente atraído por el muro que absorberá el volumen de su cuerpo y dejará impresa en la piedra su silueta en negro, con torso y piernas en orientación distinta. Quizás mañana, algún vecino, entre curioso y sorprendido, gire su cabeza por un dibujo imposible que le recuerde a Gallagher.
(Relato presentado al concurso del blog Esta Noche Te Cuento, inspirado en la foto de Tom Waterhouse que lo acompaña).
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