Pero es su letra, la del maestro –dijo el forense extrayéndola del esternocleidomastoideo del muchacho.
NOTA DE SUICIDIO
–Pero es su letra, puntiaguda, alargada y con esos graciosos aros sobre las íes.
–Sí, lo parece; además está su membrete en la cabecera, su sello en el lateral y su barroca firma en el centro, pero lord Harrington, querido Watson, nunca habría utilizado una pluma de siete peniques para despedirse.
(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Pero es su letra).
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