No paran de preguntar por mí, pero a ninguno se le ocurre hurgar en el fondo de la olla grande.
TOC TOC
No paran de preguntar por mí. A los vecinos, en el bar, en el banco, en el kiosko… Pero soy precavido y cada día duermo en un lugar distinto, me he dejado barba, cambio mis itinerarios y uso peinados diferentes y gafas de sol para no ser reconocido. Ahora me doy cuenta de que aquel domingo no debí, por amabilidad, mostrar interés por aquellas palabras. Desde entonces sé que soy su objetivo prioritario. No sé si podré resistir así mucho tiempo. Quizás lo mejor sea rendirme y unirme a los Adventistas del Séptimo Día.
RELEVO
No paran de preguntar por mí en la oficina. Desde que dejé de aparecer por allí, hace ya dos semanas. Deben de tener las nóminas sin abonar, la facturación del mes sin hacer y la planificación del próximo trimestre pendiente. Además, soy el único que conoce la combinación de la caja fuerte y la forma de poner en marcha el ordenador cada día. La culpa la tiene el jefe. A punto de terminar las prácticas me manda enseñarle todo al nuevo becario, ¡venga ya!
MAGO EN PRÁCTICAS
No paran de preguntar por mí al mago. Él les dice que el truco para hacer desaparecer objetos y sujetos lo domina bien, pero la forma de hacerlos volver aún se le resiste. Yo, desde el Caribe, le digo que no tenga prisa.
PRINCIPIOS
No paran de preguntar por mí. Hace una hora que debería haber empezado la boda y solo falto yo, el novio. Algunos me han llamado pero mi móvil está apagado. Otros han ha venido hasta casa a tocar el timbre pero con el mismo resultado. Los típicos chistes de «la espantada» o del «miedo escénico» han empezado a circular entre los invitados. Pero yo soy positivo y pienso que no está mal empezar el matrimonio dejando claro a mi esposa lo mucho que me gusta dormir.
PISTAS
No paran de preguntar por mí. Han colocado carteles por toda la ciudad con mi foto y la pregunta. Cuando todos duermen salgo con un rotulador y, en cada uno, escribo la respuesta «ahora aquí» y firmo. Pues nada, continúan con los pasquines.
MIMETIZADO
No paran de preguntar por mí. El padre desvía la atención del periódico y trata de ayudarles paseando su mirada por mi entorno, pero no me localiza. Pronto se cansa y vuelve a su lectura.
–¡Mira, ya lo encontré! ¡Aquí está! –exclama Lenita con alegría.
–Ese no es. ¿No ves que las rayas son azules y tienen que ser rojas? –le dice Javito.
Mientras, permanezco camuflado entre otros mil sucedáneos, en este estúpido trabajo de Walli.
(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: No paran de preguntar por mí).
Jajaja, vaya arsenal y en algunos me has arrancado una carcajada.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Tus risas son mi mejor motivación.
ResponderEliminarGracias, Nani,
Muchos besicos.