Todos los meses hacían, de forma imprevista, un simulacro de
incendio. Era tan habitual, que todo el personal, al oír la sirena, desconectaba sus equipos y salía ordenadamente del edificio para concentrarse en la explanada del parking. En menos de cinco minutos sabían si estaban todos. Esta vez, con llamas de verdad, el protocolo se llevó a cabo como siempre. Sin embargo, al hacer recuento se echó en falta al jefe de Relaciones Laborales y a su secretaria. El ordenanza de su planta dijo haber oído, cuando pasaba junto al despacho, que Puri decía: ¡Si paras ahora, te mato!
incendio. Era tan habitual, que todo el personal, al oír la sirena, desconectaba sus equipos y salía ordenadamente del edificio para concentrarse en la explanada del parking. En menos de cinco minutos sabían si estaban todos. Esta vez, con llamas de verdad, el protocolo se llevó a cabo como siempre. Sin embargo, al hacer recuento se echó en falta al jefe de Relaciones Laborales y a su secretaria. El ordenanza de su planta dijo haber oído, cuando pasaba junto al despacho, que Puri decía: ¡Si paras ahora, te mato!
(Relato presentado al concurso Relatos con Banda Sonora, de la SER).
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