A base de continuos gritos, golpes, latigazos y ejecuciones, conseguimos ser la galera más rápida del Adriático. Aquel día, el capataz mandó detener el tam-tam para decirnos algo. Muchos de los galeotes pensamos que nos aumentarían la ración de agua o que nos darían más tiempo de descanso, pero no, se trataba de que el hijo del jefe quería practicar esquí acuático.
(Relato presentado al concurso Relatos con Banda Sonora, de la SER),
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