No conseguía dar con la llave adecuada para poder abrir su corazón. Probó infructuosamente con varias de hierro, con otras de latón y hasta con alguna electrónica. Sin resultados satisfactorios. Pero por fin, consiguió acertar con una muy fina, rectangular y de plástico que le habían dado en el banco.
(Relato presentado al concurso del blog Cincuenta Palabras).
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