Cae la tarde y, tras otra
jornada como las anteriores desde hace años, regresa al albergue. Las cuatro
monedas que hoy reunió contrastan con la supuesta e inalcanzable fortuna de su
compañero de cuarto, el extranjero. Le saludó al llegar, como cada noche, y,
como cada noche, aquél no se digna contestar. Ya piensa que no conoce el
idioma. Quizás hoy empiece a cambiar su relación porque del cuerpo del silente
han empezado a salir sonidos extraños y, en su cuadrado ojo ciclópeo, se ha
sustituido la monótona expresión de bienvenida por la de «Procesando trabajos
internos. Disculpen las molestias».
(Relato participante en Primavera de Microrrelatos Indignados 2017, dedicado a las desigualdades económicas y sociales. Iniciativa del blog http://lacolinanaranja.blogspot.com.es/ de Miguel Torija).
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