En el desván de la casa, entre cachivaches y trastos viejos, hay un armario grande y antiguo. De esos que suelen llamar «de dos cuerpos». Lenita decidió guardar en él su muñeca desmembrada con la que ya no se divertía igual que antes. Como siguiendo un ritual que le resultaba vagamente familiar, colocó la cabeza en el altillo derecho, mirando hacia el centro; el tronco, debajo, plantado en el estante de en medio; y los miembros, emparejados, en la gaveta inferior. Es ahora, con su hermano menor y la muñeca dentro, cuando Lenita contempla con orgullo que el nombre del mueble cobra sentido. Y la distribución, simetría.
#historiasconorgullo
(Relato presentado al concurso Historias con Orgullo, de Zenda).
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(Relato presentado al concurso Historias con Orgullo, de Zenda).
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