El verano pasado, mi primo Javito y yo decidimos explorar el desván de la casa del pueblo, al que nunca subía nadie. Provistos de una linterna y aprovechando la hora de la siesta, con gran sigilo emprendimos la aventura. Aquello parecía un almacén de trastos viejos: una mecedora desfondada, la torre Eiffel esculpida en una pastilla de jabón Lagarto, un montón de ejemplares de Diario 16, un par de discos rotos de Pablo Abraira y de Los Pecos, una radio averiada y, en un rincón, resignado y taciturno, con su mantita a cuadros y su sonotone, el abuelito, el pobre.
(Relato presentado a la primera eliminatoria de La Copa 2017 de Esta Noche Te Cuento. Objetos obligados en el relato: jabón y disco roto de Pablo Abraira).
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