VIENTOS VARIABLES
Cerró los ojos y sopló las velas de la flota hasta llevarla a playas exuberantes de tierras frondosas. Fray Bartolomé de Olmedo dio gracias a Dios, la tripulación a Cortés y este a Eolo. Varias leguas más allá, el chamán maya, que hacía días que había augurado vientos desfavorables, no estaba para agradecer nada a nadie. Pero, bajo su máscara de colores, se adivinaba una leve sonrisa precursora de la venganza de Moctezuma.
EOLO INSUFICIENTE
Cerró los ojos y sopló las velas con toda su fuerza, tantas que el catamarán del navegante solitario sobrevoló primero mares, luego océanos y después continentes, para completar la vuelta al mundo más rápida, con diferencia, de la historia. Bueno, pues al llegar a casa, su Matilde volvió a decirle que la sopa debía estar ya fría.
Cerró los ojos y sopló las velas con fuerza. Imaginó expectantes a Lenita –que le había prometido un beso– y a papá –que llevaba entrenándole toda la semana–. Al abrirlos contempló, satisfecho, que su deseo se había cumplido: las cuatro estaban apagadas.
CUMPLEAÑOS PRESIDENCIAL
Cerró los ojos y sopló las velas. Y menos mal que las apagó todas porque no eran velas.
MONÓLOGO A DÚO
Cerró los ojos y sopló las velas que custodiaban el féretro, una tras otra, hasta apagarlas todas. El telón cayó y el público irrumpió en entusiasta ovación. La Herrera tuvo que acercarse varias veces al proscenio a saludar a los enfervorizados espectadores. Tanto duraba la aclamación que, quien hiciera de Mario, tuvo que salir del ataúd y agradecer también los aplausos.
(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Cerró los ojos y sopló las velas).
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