domingo, 23 de abril de 2023

A MÍ TAMBIÉN, AUNQUE NO LO CREAS



Frances siempre soñó con triunfar en el cine. Desde bien joven quedó deslumbrada por las estrellas de la pantalla y se propuso ser una de ellas, si bien, sus encantos físicos estaban muy lejos de los cánones de cualquier época. Siendo generosos podría decirse que tenía una belleza más bien abstracta. Ello no mermó ni un ápice su ilusión y su afán.

Con los ahorros, que consiguió reunir sirviendo cafés y tortitas de maíz en la cafetería de una perdida gasolinera de carretera en Illinois, sacó un billete de autobús y se plantó en Hollywood dispuesta a realizar su sueño. Pronto descubrió que para ello tendría que pagar ciertos peajes sexuales y, en su caso, las oportunidades quedaron limitadas a libidos muy desesperadas de productores de menor nivel. Bien que mal, a falta de virtudes estéticas, Frances se fue abriendo camino gracias a las interpretativas de las que iba sobrada. Tanto, que varios Oscar fueron cayendo en su currículum. Cuando apareció el movimiento «Me too», tuvo una primera intención de levantar también la mano pero algo la detuvo. Fue un pensamiento: ¿Para qué, si nadie me va a creer?



(Relato presentado al concurso de blog Esta Noche Te Cuento. Tema: Este es el (difícil) camino a las estrellas).

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