lunes, 1 de agosto de 2022

WELCOME TO THE HELL

Parecía mi día de suerte. Apenas llevaba cinco minutos con el pulgar
extendido cuando se detuvo una motera. De piernas interminables, los rizos de su sedosa melena rubia desertaban del casco tras cuya visera opaca creí adivinar una seductora sonrisa. Me pareció sueca o danesa, nórdica seguro. Subido a la grupa decidí agarrarme a sus pechos para no sucumbir en las sinuosas curvas. Eran diminutos pero tersos, como a mí me gustan. No tardó en alcanzarnos una pareja de moteros de casco militar, barbas prominentes, chupas tachonadas y tatuajes satánicos. Pinta de austrohúngaros o de por ahí. Se quedaron a nuestra estela. Después de pasar un cartel con la leyenda «Welcome to The Hell!» paramos ante un viejo motel de madera incapaz de contener la música estridente que exudaban sus entrañas. Decenas de motos de todas las marcas y diseños se agrupaban a su entrada.

Al bajar me presenté:

–Me llamo Juancho.

–Yo soy Peter –me dijo el de los pechos diminutos mientras se quitaba el casco.

Los tipos que nos escoltaron se acercaron amistosos. El que dijo llamarse Klaus me ofreció un canuto de marihuana, el otro un tarro de vaselina.




(Relato presentado al concurso del blog Esta Noche Te Cuento. Tema: naipes o extranjeros).

No hay comentarios:

Publicar un comentario