Celoso porque se llevaba todos los aplausos, el ventrílocuo decapitó en el camerino a su muñeco estrella.
El aplauso es un premio y como tal premio genera envidias y conflictos. Aquí tenemos a un ventrílocuo celoso del éxito de su propia marioneta. Es el ejemplo extremo de una creación que se le va de las manos a su creador. No solo se independiza y cobra vida a ojos del público sino también para el vanidoso, enajenado y dolido autor. Le sucede como a esos escritores cuyos personajes los aventajan en trascendencia popular, en un giro irónico de la historia. El Quijote, verbigracia, más conocido que el propio Cervantes, capaz de vivir en la pluma de su autor pero también en la mitología de ciudadanos que jamás han leído una línea del libro. En este relato, el artista siente que el muñeco le roba el éxito, es un caso de rebeldía del personaje tan elocuente que termina cortándole la cabeza como si tuviera vida propia. Enhorabuena, Rafa Olivares por el relato, muy bueno, y por el premio.
Juan Aparicio Belmonte
(Relato ganador en el concurso Cuenta 140 de la revista El Cutural. Tema: el aplauso).
No hay comentarios:
Publicar un comentario