MEDIAS NARANJAS
Sufriendo lo indecible por amor, tenía como loco a su novio, el marqués de Sade.
TE QUIERO POR LO QUE CALLAS
Sufriendo lo indecible por amor, pasaba el día deseando volver a casa. Cuando llegaba, la colmaba de caricias, besos y abrazos, después de haberla sacado del armario y de tres minutos largos de impaciente
inflado.
LAS APARIENCIAS ESCALDAN
Sufriendo lo indecible por amor hacia aquella bella y delicada dama, Platón decidió pasar a la acción y, mediante una extensa misiva con la mejor prosa de la que era capaz, le desveló la profundidad de sus sentimientos y la intensidad de su pasión. La ansiada respuesta no tardó en llegar. En una nota escueta con aromas de azahar pudo leer: «serán 300 tetradracmas».
(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Sufriendo lo indecible por amor).
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