Ninguno de los niños que había en el arcón era Tomás. Siempre fue muy friolero. Lo encontramos en el horno.
GOURMET
Ninguno de los niños que había en el arcón era Tomás. Por averiguar su paradero, describimos a inquilinos y vecinos de la mansión su color de pelo y ojos, su estatura, la forma de su cara… Don Apulecio, el más colaborador pero algo mal de la vista, nos preguntó si se trataba del chaval con aroma a lavanda y sabor a costillas caramelizadas con esencia de enebro.
QUIEN NO SE HAYA ESCONDIDO QUE SE ESCONDA
Ninguno de los niños que había en el arcón era Tomás. Con tan solo cuatro años era el más astuto y sabía elegir los mejores sitios para esconderse. Ocultarse en el carromato de los feriantes fue una muy buena idea. Hoy, una década después, aún lo siguen buscando.
SALVADO
Ninguno de los niños que había en el arcón era Tomás, tampoco de los que estaban en el fondo de la balsa ni de los que yacían apilados sobre el pajar. Empezamos a preocuparnos por si habría sufrido idéntico final pero nos alivió verle ocupado en el aserradero, descuartizando a los dos últimos.
(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Ninguno de los niños que había en el arcón era Tomás).
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