DOÑA URRACA
Habría cogido alguna vez un hilván, cosido un botón o hecho un pespunte, preguntado al párroco, como quien no quiere la cosa, si confesaba en casa por las noches y comentado a doña Angustias, la viuda del sacristán, que qué suerte, acostarse siempre en gracia de Dios. Lo cierto es que nunca, nunca, daba puntadas sin hilo.
Habría cogido alguna vez un hilván; era posible que también hubiera cosido algún botón e incluso probable que supiera cómo se hace un pespunte. Méritos más que suficientes para incorporarse al equipo de cirujanos que iba a realizar el primer trasplante de cerebro. Además, era la hija del Director.
PUNTADAS SIN HILO
Habría cogido alguna vez un hilván y eso fue suficiente para que lo nombraran responsable de la sastrería del Regimiento de Caballería. Después, defectuosos pespuntes, sisas excesivas y ojales torcidos en las casacas de combate impidieron a los húsares, victoriosos en otras mil batallas, pelear con desenvoltura y derrotar a un enemigo inferior en número, destreza y coraje. Desde una loma, el coronel no daba crédito a lo que veía. Él mismo, por la mañana, había comprobado que no faltaba ningún clavo en ninguna herradura de ningún caballo.
(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Habría cogido alguna vez un hilván).
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