–¡Y qué puñetas quería que hiciera yo! –dijo el acusado, siguiendo los consejos de su abogado, cuando escuchó los cargos y le dieron la palabra–. Tenga en cuenta, señoría, la gran decepción que sentí cuando el tendero, que me había vendido por la mañana la cesta de huevos en mal estado, me informó de que el período de reclamación había expirado hacía treinta minutos. Si le grabé en la jeta, en redondilla, el lema «SIN CADUCIDAD», fue para que no olvidara que mis tatuajes son para toda la vida.
(Relato presentado al concurso Microrrelatos Abogados. Palabras obligadas: decepción, cesta, puñetas, caducidad y tatuaje. Tema: abogados).
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