Los ladrones sabían lo que buscaban y, sin duda, pretendían hacer daño. En su apresurada huida se les desparramaron todos los fines de semana del año y los ocho puentes festivos. Sin embargo, el mes de abril se lo llevaron enterito, con su Semana Santa, con su feria del Real, con sus corridas en la Maestranza, con su preparación del Rocío y hasta con un Betis-Sevilla. Manuel Carmona, la víctima, se mostraba abatido y solo alcanzaba a decir que quería morirse. La policía espera detener a los desaprensivos criminales cuando traten de disfrutar del botín, pero claro, será demasiado tarde.
(Relato finalista en el concurso Wonderland, de Radio 4).
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