Don Melquíades terminó su demostración sobre la distancia entre dos puntos, avalada por un tal Pitágoras. Pero toda regla tiene su excepción, avalada por papá que se servía una gamba más aunque tocábamos a tres por cabeza. En el patio, Lenita, la preciosa pelirroja que nos llevaba locos, se encontraba en la otra punta y Javito se dirigió hacia ella dispuesto a invitarla al cine. Rápidamente, le mandé la misma propuesta en un whatsapp que viajó hasta el satélite, de allí a su móvil y volvió con su respuesta afirmativa. Total unos veinte mil kilómetros. Javito aún no había llegado.
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